La construcción de una pareja se ha entendido, muy desacertadamente siempre, como algo que se da sin más, que se da sola sin necesidad de trabajarla, ni de invertir en ella, ni construirla.
Una pareja, hoy por hoy, se establece muy habitualmente en base a conexiones, anhelos, de manera que igual que conectamos, nos desconectamos estableciendo vínculos líquidos, sin consistencia, sin compromiso, sin resistencia a las dificultades que se presentan, y concebidos para satisfacer las necesidades mutuas.
Pero en la realidad, una pareja es una relación, es establecer lazos, nexos con cierta estabilidad, donde la libertad es indispensable, libertad con compromiso, con lealtad, con reglas claras, con fidelidad, donde la tensión por lo que el otro hace o no, no existe.
¿Cómo se llegan a establecer, por tanto, vínculos con consistencia y libres?
En base y en función del conocimiento que tengamos sobre nosotros mismos. En la mayoría de los conflictos en la pareja surgen por la necesidad de controlar al otro, por manipular al otro, por utilizarlo como mercancía que satisface unas necesidades. En definitiva por proyectar o volcar en el otro todas las necesidades propias, las insatisfechas, lo que no recibí en el núcleo familiar, los temores, desconfianza, los miedos, etc. Es la otra persona la que se convierte en el saco de boxeo donde proyectamos todas nuestras sombras..
En la pareja cada uno de los miembros ha de ser consciente de cuáles son esas sombras que cada uno tiene que conocer y trabajar. Cuando iniciamos una relación de pareja hay que ordenar todo lo que de alguna manera está escondido en cada uno de nosotros, no asimilado, no aceptado, no digerido. Es decir, limpiar toda esa oscuridad y comprenderla para recibir al otro.
Si esto no se hace en algún momento sale todo lo que está oculto y no trabajado en cada uno de nosotros. De esta manera, individual, hay que trabajar con todo eso y mientras que no lo hagamos seguiremos proyectando en el otro toda la carga emocional de forma equivocada.
En definitiva, la pareja es una construcción en equipo donde es necesario que se den:
– La paciencia.
– Aprender a ceder sin perder la dignidad.
– La comprensión y trabajo mutuo para desarrollar el amor.
Besos, Paz.
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